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Análisis y propuestas sobre los incendios forestales en Canarias (III)

Subido el 05/10/2013

Causas y soluciones al exceso de combustible vegetal en el territorio (I)

 En anteriores artículos dijimos que en la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción tenemos como punto de partida para el análisis del problema de los incendios forestales la irrupción de los denominados Grandes Incendios Forestales (GIF). También vimos que, en la actualidad, se está produciendo una conjunción de causas y condiciones que están creando un escenario propicio para la producción, cada vez más frecuente, de estos GIFs. Por eso centramos nuestro análisis en este escenario y propusimos que se deben abordar prioritariamente las causas o condiciones que son necesarias para que se produzca un incendio, y en concreto el exceso de combustible vegetal en el territorio y las igniciones. Con este punto de partida hemos logrado sintetizar el análisis de los GIF en Canarias en 12 problemas, de los cuales se derivan 12 propuestas para solucionarlos o paliarlos.

En este artículo iniciamos la exposición de estos problemas y propuestas. Para ello comenzaremos a abordar una de las condiciones más importantes que está en el fondo del problema de los GIF: el exceso de combustible vegetal en el territorio. A nivel de análisis podemos decir que son al menos cuatro las causas principales de ese exceso: 1) el abandono del medio rural, de las actividades primarias y de los aprovechamientos tradicionales de la biomasa; 2) la “paradoja de la extinción”; 3) la deficiente gestión de la biomasa en los espacios rurales y naturales; y 4) la introducción de especies invasoras con alto grado de e inflamabilidad.

            Abordaremos hoy el primer problema, esto es, el abandono del medio rural, de las actividades primarias y de los aprovechamientos tradicionales de la biomasa. Y es que el desbaratamiento progresivo del medio rural canario ha traído consigo el abandono de la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la artesanía, que permitían un aprovechamiento generalizado de la biomasa generada en las islas, así como una gestión activa y productiva de los espacios rurales y naturales, con sus prácticas de manejo y aprovechamiento tradicional de los recursos naturales.

En el caso de las zonas agrícolas y habitadas, vemos cómo los materiales se acumulan en los terrenos baldíos, así como en las cañadas y alrededores de las casas. Y en el caso de las zonas forestales en forma de matorrales, hierbas, ramas, etc.

Las causas de fondo que están tras el abandono del medio rural y de las actividades primarias y aprovechamientos tienen que ver, básicamente, con el gran cambio socioeconómico y cultural que ha tenido lugar en las islas en los últimos sesenta años, que ha propiciado la introducción y uso generalizado de materiales, fuentes de energía y productos de consumo exógenos, que han sustituido los que tradicionalmente satisfacían las necesidades de la gente, procedentes en su mayoría de los recursos del entorno. Los modos de vida y consumo urbanos se trasladan al medio rural. Las cosas “de afuera” se ven más modernas, útiles, baratas, bonitas y fáciles de conseguir que las “del país”.

La búsqueda de soluciones a este enorme y complejo problema pasa por revitalizar el sector primario y promocionar de forma racional los aprovechamientos sostenibles de biomasa. Existe un amplio consenso en que sólo si se consigue activar de forma racional y sostenible ciertos aprovechamientos, y se impulsa la implantación de actividades agrarias estables y diversificadas (especialmente en las zonas de transición urbano-forestal), sin descuidar la protección de los recursos naturales y el paisaje, se reducirán las condiciones y consecuencias de los grandes incendios, además de frenar el despoblamiento rural, que es el quid de la cuestión. Para ello proponemos que se pongan en marcha dos conjuntos de acciones y medidas concretas.

 

1) Puesta en marcha de planes de revitalización agrícolas: creación de “cinturones de seguridad” agrícolas

Las Administraciones Públicas se deben coordinar para promover planes de revitalización agrícolas en las zonas de interfase rural-forestal. De lo que se trata, prioritariamente, es de crear líneas de defensa constituidas por “cinturones de seguridad agrícolas”. Estas líneas deben crear una malla que circunde los núcleos de población y zonas naturales más sensibles. Esto facilitaría mucho el control de los incendios.

2) El fomento racional de los aprovechamientos sostenibles de biomasa

Los aprovechamientos de la biomasa pueden contribuir a descargar el territorio de material combustible. Pero hay que tener en cuenta que también pueden degradar los ecosistemas más delicados y las poblaciones de especies amenazadas.

Si bien hay algunos tipos de espacios protegidos donde se pueden hacer aprovechamientos de ciertas especies y de la necromasa, hay otros en los que sin duda  deben estar muy restringidos (Parques Nacionales y Reservas y Parques Naturales), ya que serían contraproducentes para su principal objetivo de conservación, que es proteger la biodiversidad y asegurar el desarrollo natural de los ecosistemas que albergan.

Hay que tener en cuenta también que los aprovechamientos forestales, en ocasiones, en vez de evitar, lo que hacen es favorecer la propagación del fuego, pues impiden que ciertas formaciones vegetales lleguen a su madurez y se hagan poco inflamables. Por ejemplo, es ampliamente conocido que los antiguos bosques de laurisilva, formados por “especies nobles” que crean un ambiente húmedo y difícil de quemar, han sido aprovechados intensamente, dando paso a especies heliófilas como el brezo, que es mucho más inflamable.

Teniendo en cuenta lo anterior, nuestra posición, en líneas generales, apuesta por restringir lo necesario para garantizar la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad. Ello no va en contra de un fomento racional de ciertos aprovechamientos, pero teniendo en cuenta los lugares, las especies, las actividades y los métodos de intervención, de tal manera que respeten los objetivos de conservación de los recursos que explotan. En este sentido, algunas normas y regulaciones actuales se podrían revisar, para evitar restricciones innecesarias y regular mejor los usos. También es importante que las administraciones gestoras promuevan la información sobre las regulaciones, y asesoren a los interesados sobre los trámites administrativos y otros aspectos técnicos para desarrollar adecuadamente los aprovechamientos.

En cualquier caso, los usos que se favorezcan deben estar controlados y gestionados de forma sostenible, restringiendo los que supongan una amenaza para la biodiversidad y evitando todos aquellos que impliquen una relación directa o indirecta entre fuego y negocio.

En el próximo artículo continuaremos analizando las causas del exceso de combustible en el territorio y seguiremos avanzando algunas propuestas de soluciones a este problema, que está en la base de la generación de GIF en Canarias.

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