Diversas asociaciones ecologistas de Canarias han alertado de la disminución de partidas de las administraciones públicas destinadas a la prevención de los incendios forestales de cara a la temporada de verano y han advertido de que los montes no están preparados para afrontar la temporada estival. Uno de los motivos se centra en que las lluvias registradas en los últimos meses han hecho proliferar las hierbas de monte bajo, que sirven de combustible para las llamas.
La Asociación de Forestales de España en Canarias (Profor) advierte de que los bosques en Canarias están inmersos en diferentes procesos que los enfrentan a “graves riesgos de desertificación” y señalan que los serios cambios en el régimen de lluvias y en las temperaturas han propiciado que los incendios forestales dejen de seguir una dinámica de “fuegos fríos”, para convertirse en grandes focos de destrucción.
Jonay Izquierdo, de Ben Magec-Ecologistas en Acción en La Gomera, denuncia que los dispositivos se han reducido en un 50 por ciento en los Parques Nacionales del Archipiélago, dependientes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Sin embargo, añade que las partidas también han disminuido por parte de los Cabildos, encargados de mantener limpios los terrenos públicos de matorral, malas hierbas y pinocha. Un problema que las administraciones conocen, dice Izquierdo, pero en el que no invierten debido a las restricciones presupuestarias propias de la crisis económica, lo que considera “un error”.
El ecologista asegura que “estamos peor que el año pasado” debido a la disminución del personal de los dispositivos de prevención y extinción de incendios, ya que la empresa de Transformación Agraria Sociedad Anónima (Tragsa), autorizada por el Consejo de Ministros desde mediados del mes pasado para llevar a cabo esta tarea, como apoyo a las comunidades autónomas, va a tener que contratar a la mitad de los trabajadores que años anteriores, afirma.
El gerente de la Fundación Canaria para la Reforestación (Foresta), Sergio Armas, recuerda que la limpieza del matorral, principal combustible para las llamas, junto a la pinocha, se autorregulaba por sí misma hace décadas gracias al ganado y las costumbres de la época, ya que las personas que vivían en el campo la aprovechaban para su uso personal. Sin embargo, una legislación ambiental hecha en los despachos chocó frontalmente con esta situación e hizo que se perdiera el pastoreo en los barrancos, algo que está tratando de recuperar el Cabildo de Gran Canaria, señala el ingeniero técnico forestal y analista de incendios de Medio Ambiente de la Institución insular, Diego Díaz.
Díaz es consciente de que los incendios se apagan en invierno y de la necesidad de prevenir los mismos, aunque rechaza la política de supresión de todos los fuegos que rige en la actualidad, porque los considera positivos en épocas de lluvias para descargar de combustible los montes. Algo que, según recuerda, la naturaleza lleva haciendo desde hace siglos.
Explica que en Gran Canaria actúan durante todo el año en este ámbito seis unidades expertas en incendios forestales denominadas “Presas” y conformadas por seis trabajadores cada una. Éstas organizan quemas prescritas en una serie de puntos estratégicos para dividir la Isla en caso de que se origine un gran peligro y crear oportunidades para combatir las llamas. Dichas zonas estratégicas se encuentran ubicadas en la dorsal que une el Pico de las Nieves y Artenara.
Incendios de quinta generación
Díaz indica que en Gran Canaria hay ‘presas’ especializados en incendios de tercera generación (grandes incendios forestales en territorio abierto), sin embargo, los acaecidos en las Islas en los últimos años son considerados de quinta generación, es decir, registrados en el campo y varias poblaciones rurales a la vez y que se extienden con brasas voladoras “imparables”. “El fuego actúa de diferente forma en los montes que en una casa rural”, explica en referencia a la especialización de los bomberos.
La actuación de los presas se ve fortalecida los meses de verano por 10 cuadrillas “Bravo” compuestas por cinco trabajadores cada una, que en invierno se dedican a repoblaciones, senderos y otras labores de Medio Ambiente. El número de empleados de esta sección ha aumentado en el último año. Por este motivo, la problemática de Gran Canaria se centra en que no se ha quemado recientemente y acumula más combustible, afirma Díaz, que sí considera “significativa” la reducción de personal del Parque Nacional de Garajonay, en La Gomera.
Lo que no puede verse desde hace cerca de dos años son las cuadrillas contratadas durante seis meses por el Servicio Canario de Empleo (SCE) para limpiar los cañaverales y matorrales de los barrancos. Dichos grupos de trabajo formaban parte de un convenio con la Institución insular que no tiene visos de renovarse, indican desde el Cabildo. Aunque ni Díaz, ni Armas consideran muy efectiva esta ayuda no especializada, las fotos de la labor desempeñada por estos trabajadores aparecen como reclamo en los folletos de prevención de la Administración grancanaria.
Aunque considera que los montes grancanarios se encuentran preparados para afrontar el verano en las zonas que mayor conflictividad podrían dar, gracias a los trabajos de los ‘presas’, Armas advierte del estado de otras zonas menos “conflictivas” aunque también a tener en cuenta, como la Finca de Osorio. A este respecto considera necesario que el Cabildo intensifique la limpieza del amplio castañar de la propiedad, porque “está seco y se han muerto los pies principales de los árboles”, por lo que contiene una elevada cantidad de combustible a pesar de encontrarse “a dos pasos de Teror”.
Para Armas “el gran problema de este Archipiélago” se encuentra en los terrenos privados que no se cuidan o han sido abandonados, en donde los cabildos no pueden actuar directamente, sin el consentimiento del propietario. Asimismo, explica que en el Archipiélago el 75 por ciento del territorio es privado, una cifra que en Gran Canaria asciende al 85 por ciento y en Tenerife al 70.
El miembro de Profor, Yeray Martínez, afirma que el problema de los incendios forestales en las Islas “no lo vamos a resolver en tres o cuatro meses” y aboga por un nuevo sistema de gestión de los montes, para que “produzcan valor” para los canarios, al igual que ocurre en otras zonas de España con condiciones similares, pero que no arden del mismo modo debido a que “son productivos para la gente”.
La Asociación de Forestales propone la creación una Ley Forestal Canaria y de una actualización del Plan Forestal, que ponga en valor los recursos del Archipiélago, además de la creación de un Céntimo Forestal como medida financiera para “garantizar la pervivencia de nuestros bosques”.