….Aunque la flora canaria “sabe” convivir con el fuego, nos enfrentamos a incendios totalmente nuevos propios de la actividad humana en el territorio Insular…..
Los grandes incendios Gomera, La Palma, Tenerife y Gran Canaria han sido de cuarta y quinta generación.
El factor climático es desencadenante con, temperaturas entorno a 40 grados, humedad relativa por debajo del 40% y vientos de mas de 40 kilómetros por hora, actúa como factor determínate.(Factor 40)
Sin duda el cambio climático producido por el efecto invernadero, nos somete a un stress térmico de naturaleza antrópica injusta. Este año con mas de 5 grandes oleas de calor hacen del verano mas seco conocido desde que se registra datos meteorológicos. El riesgo de grandes multinciendios es real.
Tal vez nos enfrentamos en un futuro reciente a incendios Forestales y urbanos de 6º generación incendios presuntamente y planificadamente provocados
Políticas publicas de desprecio por el Agro.
Recordamos que el cañaveral (monocultivo de Arundo donax), especie considerada como plaga invasora por la IUCN figurando entre la lista de las 100 especies exóticas mas dañinas del mundo, tenía la amplitud y continuidad territorial en dominio público (cauces de barranco) invadiendo bancales, bordeando este, creando una masa altamente inflamable.
No olvidemos que después del bambú la caña común (Arundo donax) es la especie botánica mas productora de fibra inflamable que se conoce con una producción de hasta mas de 50 Toneladas de fibra por hectárea dos veces al año, ósea hasta 100 Toneladas cada doce meses.
La negligencia de las administraciones publicas en al gestión de las cuencas hidrológicas es grave, hoy nuestros barrancos son mecheros de cañaverales listo para dar continuidad territorial entre el bosque y los asentamientos rurales.
En la practica el deterioro del agro rural es galopante si en 1999habian en Canarias en explotación entre pastizales y terreno de cultivo 400.000* Has en 2009 solo usamos 72.000 Has
Por tanto, el abandono del sector primario y de los entornos rurales de los caseríos, crean nuevas condiciones para los incendios, incrementando su peligrosidad en relación a los bienes y las personas. No existen planificaciones de líneas de defensa constituidas por zonas verdes de cultivo, con continuidad en el territorio, para conseguir frenar el avance del frente de los incendios, establecer zonas donde se puede actuar con medios adecuados para impedir que se crean frentes de varios kilómetros insostenibles y proteger los núcleos de poblaciones.
El modelo económico que establece una competición desenfrenada entre territorios mejor dotados o con mano de obra más hambrienta es directamente responsable del abandono de grandes extensión de terrenos antes cultivados para proveer alimentos. Este modelo solo beneficia en realidad a las grandes empresas y al sector industrial sobre todo.
Nos hemos olvidado que el cultivo de estos terrenos no rentables genera otro tipo de riqueza que para nuestro entorno esencialmente enfocado al turismo es de alto valor añadido como es el mantenimiento del paisaje, la prevención y la lucha contra los incendios. La política de ayudas que han prevalecido, debido a la prohibición de subvencionar directamente los productos ha llevado a generar problemas más amplios todavía cómo ha podido ser la subvención al tener animales que ha generado una población de más de 5.000 cabezas de ganado asilvestrados en nuestra isla, o la plantación de frutales en condiciones de total abandono. Consideramos que es imprescindible actuar sobre el producto final para asegurar la durabilidad de estas ayudas.
Es una consecuencia directa y inaceptable de una economía de mercado globalizado y una vez más estamos padeciendo en nuestra carne las consecuencias de elecciones que han sido hechas o impuestas en su tiempo de manera totalmente irresponsable, a pesar de las alertas continuamente realizadas por economistas reconocidos y hasta “nobelizados”.