Tagaragunche cree que el neoliberalismo ha creado las condiciones idóneas para una catástrofe de esta amplitud

Subido el 29/08/2012

La globalización”, asegura Ignacio Ramonet, fundador de ATTAC, ex director de Le Monde Diplomatique, “es la consecuencia de la aplicación del neoliberalismo” y por neoliberalismo entiende la “lucha del mercado contra el estado”, la intención de los mercados de “expulsar al estado de cualquier tipo de actividad en la que está como protector y organizador de la sociedad”.

Creemos que el origen de los incendios que estamos padeciendo no hay que achacarlo sólo al pirómano de turno o a la escasez de medios aéreos o a cualquier otra causa puntual; tienen que ver con razones de fondo que están provocadas por el modelo de sociedad en el que vivimos, tanto a nivel local como global. Estas causas hay que sacar a la luz y debatirlas abierta y públicamente, para poder encontrar soluciones viables a largo plazo que nos ayuden a proteger mejor la naturaleza y las personas frente al fuego. Las causas del abandono de nuestras tierras agrícolas, que ha permitido que un fuego se capaz de afectar a más de 4.700 hectáreas, desde el Barranco de La Laja hasta Guadá, y hasta el Barrando de Los Gallos de Vallehermoso, pasando por la Cuenca de Benchijigua, Imada, Igualero, Chipude, El Cercado y Las Hayas, entre otros lugares, hemos de buscarlas en la rentabilidad misma del oficio del agricultor y la política agraria europea a sueldo de las grandes compañías agroalimentarias y fitosanitarias aunque no tienen nada que ver con salud. No queremos quedarnos en afirmaciones como “la gente o la juventud no quiere trabajar” o “hace falta más hidroaviones” o “el Parque no nos deja sacar nada del monte”. Un hidroavión cuesta 25.000.000 € sin hablar del mantenimiento (1).

La diminución de los medios, así como la rebaja de nivel por motivos económicos, se pueden, sin lugar a dudas, atribuir a los recortes que a su vez han sido impuestos por los mercados y su biblia incontestable del neoliberalismo.

Los incendios de 2008 en La Gomera: un tremendo aviso

Los incendios que asolaron el Valle de Hermigua y algunos barrios de Vallehermoso hace 4 años fueron un tremendo aviso para el pueblo de La Gomera. En Hermigua el fuego atravesó el pueblo en un tiempo que a los medios de extinción no les dio tiempo ni a actuar. Sin dejar daños personales, una vez terminada su obra en el valle, el fuego se dirigió hacía el monte, donde gracias a los medios de extinción ya desplegados, se logró su extinción.

En aquel momento desfilaron todos los responsables políticos armados de promesas de ayudas. Santas promesas tapadoras de bocas. Las medidas para que esto no volviese a repetirse iban a estudiarse al día siguiente y, por supuesto, podíamos confiarnos en que esto no volvería nunca a repetirse. Hace 4 años la sequía no había sido tan tremenda como este año, el fuego no fue intencionado, sino una imprudencia (en el caso de Vallehermoso aún estamos esperando explicaciones de las causas). Y al final, el incendio aceleró un poco más el crecimiento de la tarta amarilla; los barrios están expuestos de nuevo a un peligro aún mayor, y el pueblo se ha vuelto una reserva de mano de obra barata para el resto de la Isla.

El incendio actual deja una impresión de algo ya visto, pero a lo grande. Una vez detenido el criminal que encendió la mecha, tendremos la esperanza de que baje el número de conatos ¿Pero estará solucionado el riesgo de incendio? ¿Podremos seguir con los recortes, el abandono de nuestra tierra y despreocuparnos, sentados delante de la televisión, de los problemas cada vez más amplios que ponen en riesgo hasta la misma existencia del hombre en este planeta? Alrededor del 60% son debidos a imprudencias. Algún día habrá otro fuego, siempre los ha habido, y dicen que siempre los habrá.

¿Qué pasó con las parcelas de viñedo verdes e intactas dentro de lo quemado?

En las zonas altas, el recorrido del fuego dejó su marca en las laderas todavía cortadas por bancales, antiguamente cultivados de viña, y ahora abandonados en su inmensa mayoría ¿Si Imada hubiera conservado el viñedo que, antes subía hasta el límite del Parque, hubiera pasado el fuego hasta Los Roques? ¿Qué pasó con las parcelas de viñedo verdes e intactas dentro de lo quemado? ¿Qué pasó con las parcelas de batatas, millo y ñames que se salvaron de la quema en Guadá, mientras el fuego avanzaba rápido por los terrenos valutos y desbordando los operativos? ¿Los caseríos de “lo alto” no podrían estar defendidos por amplios cordones de viñedo? Veamos estas fotos y reflexionemos sobre si no es hacer prueba de inteligencia establecer mecanismos que permitan revitalizar y revalorizar la agricultura. ¿Quién no plantaría viña si se le pagarían 2 € el kilo de uva?

También hay que puntualizar que el riesgo de incendio ha aumentado de forma inversamente proporcional al abandono de la agricultura gomera. A mayor maleza, más tentación y oportunidad para las llamas. Laderas, riscos y monte no son sólo un entorno agradable y un paisaje de postal que se observa desde la carretera o la ventana. Son un medio vivo que a su vez aporta vida colectiva en la plenitud de término y por tanto un hábitat por mimar y no sólo cuidar. La salvaguarda y protección del monte de La Gomera sigue siendo una tarea constante, nunca acabada y casi siempre insuficiente.

La política agraria europea acelera el abandono de la agricultura

La OMC, así como la Unión Europea, prohíben expresamente las subvenciones directas de los productos a la venta. Esto es solamente una trampa más para destruir la economía de los países pobres y subdesarrollados. Es decir, los productores de los países desarrollados:

Reciben ayudas para el carburante que utilizan en las grandes extensiones de cultivo.
Reciben subvenciones para la maquinaria que les permite cultivar extensiones de 100 Ha y más, reduciendo costes de producción, no solamente por la extensión del terreno sino por las ayudas.
Reciben subvenciones para el transporte de productos hacia territorios como La Gomera para que los consumidores tengan acceso a productos con precios “asequibles”.
Reciben subvenciones para la contratación de personal.
Reciben otras subvenciones de todo tipo como barbecho, préstamos, etc.

Estos factores sólo contribuyen a la eliminación del tejido social y económico de nuestras zonas, por no poder entrar en las características impuestas para recibir estas ayudas. Las consecuencias son dramáticas para territorios tan frágiles como La Gomera. Estamos delante una consecuencia directa de la globalización impuesta por el neoliberalismo.

Se prima a los especuladores bajo el santo pretexto de la libertad total de circulación de los capitales, se acude enseguida a socorrer a los bancos que se han hundido especulando. Cada día escuchamos sobre fichajes millonarios, bonos de decenas de millones, despidos acompañados de millonadas: todas estas cifras son totalmente surrealistas y no tienen ningún sentido común para las personas que esperan desesperadamente su limosna de 400€ y no morirse de hambre, cuando no tienen un desahucio pendiente encima.

En La Gomera, otra consecuencia directa de mecanismos de ayuda mal estudiados y diseñados como alternativas a la prohibición de subvencionar directamente los productos, ha sido la aparición de más de 5.000 cabezas de ganado asilvestrado, que causan enormes daños tanto a las zonas de cultivo como en espacios naturales protegidos, incluyendo el Parque Nacional de Garajonay. También la plantación de frutales no adaptados al territorio con especies híbridas inadaptadas y muy sensibles a las enfermedades y parásitos. Podríamos hablar también de la introducción de la abeja italiana con la varoa, etc. Estas políticas en vez de mejorar la situación no han hecho más que empeorarla.

El cambio climático responsable de la situación

El aumento de las temperaturas previsto para el fin del siglo puede rondar los 8 grados en la franja sahariana que determina parte de nuestra climatología, con las consecuencias que, de sobra, son conocidas: olas de calor más frecuentes, con temperaturas más altas aún y acompañadas de rachas de viento más fuertes. Con estas condiciones, debemos esperar más incendios y de mayor amplitud.
Los grandes movimientos de aire caliente en las condiciones que conocemos pueden ser también el preludio de riadas muy peligrosas, como se han visto en La Palma después del incendio de Fuencaliente hace unos años, por la presencia de cenizas en la capa superficial que han generado torrentes de lodos negros. No podemos descartar temporales fuertes este invierno. ¿Podremos hacerles frente? ¿Estamos preparados? Ojalá que no pase nada. La lucha contra las riadas pasa también por la recuperación de los bancales y cultivos.

La total impotencia de los gobiernos para tomar las medidas adecuadas y posiblemente impopulares a corto plazo es, antes que todo, una consecuencia directa de la presión insoportable de los mercados (financieros) que no buscan más que ganancias millonarias a corto plazo.

¿Que hacer?

En conclusión, el impacto generado por un mercado globalizado y despreocupado de las personas es tremendo. A pesar de las numerosas alertas de los expertos, nada han hecho los responsables políticos para prevenirlo. Además, nos queremos convencer que el cambio climático se queda en un mundo virtual que solamente afecta a los demás. Pero desgraciadamente los efectos están ya en casa. No podemos quedarnos en consideraciones superficiales y en la simple búsqueda de culpables y cabezas de turco, obviando las responsabilidades de fondo de los que tienen que diseñar políticas a largo plazo para que estas desgracias no puedan ocurrir con la amplitud bestial que estamos presenciando. Por estas razones pedimos y urgimos a los responsables políticos a abandonar, antes de que sea demasiado tarde, este espejismo de la globalización que nos conduce imparablemente al precipicio, creando paro, miseria, guerras, daños ecológicos y condiciones meteorológicas insoportables. Además llamamos a los ciudadanos que se responsabilicen dentro de lo que les cabe por ver que el planeta que nos da vida es único e irremplazable.

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