Artículo escrito por el Dr. Joseph Mercola para los Estados Unidos. Sin embargo refleja una realidad patente en el mundo entero y sobre todo en los paises occidentales.
Historia en Breve
En menos de un año, la censura se ha vuelto el pan de cada día dentro de nuestra sociedad, ya que hemos visto casos de censura relacionados a la información sobre el tratamiento contra el COVID-19, el origen del virus y sobre la vacuna contra el COVID-19. Y créame, estos no serán los últimos actos de censura. Seguirán y seguirán hasta acabar por completo con la libertad de expresión.
Por ejemplo, los fiscales generales de 12 estados en los Estados Unidos, están presionando a las plataformas de redes sociales para que eliminen mi contenido. Esto se debe a la petición de dos pequeños y misteriosos grupos de los que nadie sabe nada. Según lo que informó The Hill el 27 de marzo del 2021:
“Los funcionarios de salud pública han estado advirtiendo sobre los peligros de la desinformación sobre las vacunas, mientras el país busca vacunar a un número suficiente de personas con el fin de alcanzar la inmunidad colectiva. Esta misma semana, los directores ejecutivos de Facebook, Google y Twitter fueron cuestionados ante el Congreso sobre su responsabilidad de combatir la desinformación que se difunde en sus plataformas...
Antes de la audiencia, un grupo de 12 fiscales generales estatales enviaron una carta a Facebook y Twitter pidiendo 'tomar medidas inmediatas para hacer cumplir plenamente las reglas de sus empresas contra la desinformación sobre vacunas'.
Mientras que hace poco un reporte del Centro para la Lucha contra el Odio Digital y Anti-Vax Watch mostró que la mayor parte del contenido contra las vacunas que circula en línea se puede relacionar a 12 personas, varias de ellas son figuras públicas en el ámbito de salud y bienestar".
El periodismo ha sufrido un golpe mortal y nadie hace nada al respecto
El Financial Times también publicó un artículo en el que cita el reporte del Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH):
“Las compañías de redes sociales están recibiendo mucha presión para tomar medidas drásticas contra un pequeño pero dedicado grupo de activistas contra las vacunas, a los que los investigadores culpan de inundar las plataformas con desinformación.
El Centro para Contrarrestar el Odio Digital solicitó a Facebook, Google y Twitter bloquear a 12 personas que según esta organización son responsables de alrededor de dos tercios del contenido sobre vacunas, entre ellos Robert F Kennedy Jr... y el empresario de medicina alternativa Joseph Mercola...
Mercola es el más prolífico de todos, ya que tiene 3.6 millones de seguidores en sus cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, todas activas.
En una de las publicaciones que el CCDH citó como ejemplo, Mercola escribió en Instagram: "La vacunación forzada forma parte del plan para darle un "reinicio" al sistema económico global", la oficina de Mercola no respondió a nuestra solicitud para comentar al respecto".
En el periodismo es normal ponerse en contacto con la persona sobre la que se está escribiendo para darle la oportunidad de defenderse de las acusaciones. De todos los medios de comunicación que publicaron las acusaciones emitidas por la CCDH, solo el Financial Times se comunicó con nosotros para permitirnos hacer comentarios, 30 minutos antes de publicar el artículo.
A pesar del poco tiempo para responder, les enviamos una respuesta antes de que finalizara el plazo. Pero ellos afirmaron que no lo hicimos, lo cual es una mentira descarada, ya que nos pidieron que hiciéramos comentarios sobre el reporte y les enviamos nuestra opinión sobre el grupo que lo realizó, el CCDH; pero obviamente optaron por no incluirlo y no solo eso, sino que también mintieron. De esta manera, nos hicieron parecer "culpables". Esto va más allá del periodismo cobarde y deshonesto, pero parece que es la forma en la que hacen su "trabajo" hoy en día.
En general, el hecho de que varios medios de comunicación decidieran publicar el reporte elaborado por pequeño y misterioso grupo, el mismo día o casi el mismo día, sin cuestionar al grupo en sí, deja claro que es una compañía de RP (Relaciones públicas) la que dirige esta campaña de censura.
Eso es lo que hacen las compañías de relaciones públicas: crean el mensaje y coordinan el momento en que se publica la información. Mientras tanto, los reporteros han decidido difundir estas "noticias" sin seguir el proceso periodístico.
El CCDH es un arma de la tecnocracia global
El CCDH es una organización unipersonal con una fuente de financiamiento no revelada y conexiones muy sospechosas con el “Estado profundo” global.
Además de Imran Ahmed, quien es el director y fundador del CCDH, la organización tiene un solo "Patrón", la estrella de la televisión británica y presentadora de Countdown, Rachael Riley, además de una junta directiva de siete personas que “apoya y examina” el trabajo de Ahmed.
Y aunque se dice que los fondos provienen principalmente de “fideicomisos filantrópicos”, no se menciona alguno en específico. Pero al analizar a los miembros de la junta directiva, podemos encontrar cosas interesantes sobre la realidad del CCDH.
A través de la conexión del cofundador Morgan McSweeney, quien dejó el CCDH para ocupar un puesto de jefe de personal con el líder laboral Keir Starmer, podemos deducir que el CCDH está relacionado con el centro tecnocrático conocido como la Comisión Trilateral, donde Starmer es un miembro en activo. Además, este grupo también puede vincularse a otros centros tecnocráticos dentro de la red globalista, a través del presidente de la junta, Simon Clark, y de otro miembro de la junta, Kirsty McNeill.
Clark es miembro principal del grupo de expertos sobre políticas llamado “Center for American Progress” y presidente de la organización “Foreign Policy for America”. Entre los demás miembros se encuentran Stephen Grand y Avril Haines, ex subdirectora de la CIA y participante del Evento 201.
Simon también trabajó como el primer director de servicios web de Reuters, una de las tres agencias de noticias globales que se encarga de transmitir la gran mayoría de las noticias del mundo.
Mientras tanto, McNeill es miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, otro de los protagonistas del Gran Reinicio, además es director de políticas de “Save the Children Fund”, una organización que es financiada por la Fundación Gates.
Otro miembro de la junta es Damian Collins, miembro del Parlamento británico y fundador de “Infotagion”, un servicio de verificadores de hechos que "busca combatir la desinformación sobre el COVID-19".
Así se ve el extremismo real
El CCDH trabaja con un grupo igual de misterioso llamado “Anti-Vax Watch”, que hace poco realizó una manifestación a las afueras del Congreso de los Estados Unidos. Y de manera irónica, aunque el CCDH afirma ser antiextremismo, sería difícil encontrar un ejemplo más claro de extremismo real que esta demostración de Anti-Vax Watch, que se ilustra en este Tweet.
Es ilegal que los funcionarios gubernamentales amenacen la libertad de expresión
Los funcionarios gubernamentales que piden censura están cometiendo un acto ilegal. Doce fiscales generales estatales, la Administración de Alimentos y Medicamentos, que por cierto hace poco me advirtió que debía dejar de escribir sobre el papel de la vitamina D en la prevención del COVID-19, y los funcionarios electos en el Congreso están violando la ley con su intento de censura.
El Congreso no promulgará ninguna ley... que restrinja la libertad de expresión o de prensa... ~ Primera Enmienda, Constitución de los Estados Unidos.
Están tratando de utilizar su poder para presionar a las plataformas de los Gigantes Tecnológicos (Big Tech) para promover sus propios intereses personales, lo cual es ilegal. Como se señala en la Primera Enmienda, que protege nuestra libertad de expresión:
“El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto al establecimiento de una religión o que prohíba el libre ejercicio de la misma; o restringir la libertad de expresión o de prensa; o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y a solicitar al Gobierno la reparación de sus agravios".
El habla es la expresión de nuestros pensamientos. Poner fin a la libertad de expresión es acabar con el individuo, lo cual representa la fase final del totalitarismo. Por lo tanto, estamos obligados a defender nuestra libertad de expresión. Ellos no pueden decidir qué podemos decir y qué no. El totalitarismo es en donde nos roban todas nuestras libertades y derechos.
Se puede pensar que algunos puntos de vista son "incorrectos", pero la forma correcta de abordar el "pensamiento incorrecto" es presentar los contraargumentos y datos que respalden esos argumentos. Cuando se trata de vacunas, decir que “todo el mundo tiene que vacunarse con el fin de alcanzar la inmunidad colectiva” no es un argumento universalmente válido que no se pueda debatir.
Se pueden hacer muchos contraargumentos y si queremos preservar la salud pública, se debe permitir que se hagan. Los funcionarios públicos deberían tener la obligación de escuchar a ambas partes para encontrar el mejor punto medio, pero, por el contrario, lo que hacen es utilizar su poder político para influir en los monopolios tecnológicos para cerrar todas las opiniones que no concuerden con las suyas, y como le dije, eso es algo muy peligroso.
Debemos defender nuestra libertad de expresión
En un artículo reciente que se publicó en The Unz Review, Mike Whitney une todos los hilos sobre la respuesta a la pandemia de COVID-19 y toda la censura que se desencadenó. De hecho, me acerqué a Mike para entrevistarlo.
Whitney señala que el gobierno ha contratado a psicólogos del comportamiento para promover la campaña de vacunación del COVID-19 y maximizar la aceptación de la vacuna. Y, si se recurrió a psicólogos del comportamiento para lograr sus objetivos ¿a quién más recurrieron para crear las demás restricciones por la pandemia?
“¿Podría ser que el uso de cubrebocas, distanciamiento social y confinamientos… solo son una forma de acabar con las relaciones humanas normales e infligir el máximo dolor psicológico al pueblo estadounidense?
¿Su intención era crear una población débil y sumisa que aceptara voluntariamente el desmantelamiento de las instituciones democráticas, la reestructuración de la economía y la imposición de un nuevo orden político? ¡Deben responder estas preguntas!", dice Whitney.
Además, ¿por qué el gobierno siente que necesita un equipo de respuesta rápida para atacar las opiniones de quienes cuestionan la “narrativa oficial”? ¿Por qué los hechos y los datos que proporcionan no son suficientes para convencer a todos de que se pongan la vacuna contra el COVID-19? Whitney escribe:
“Es posible que también haya escuchado el término 'los indecisos de las vacunas'... el apodo tiene como objetivo denigrar a los escépticos de las vacunas al sugerir que tienen una condición mental, como la esquizofrenia paranoide. Esta es una forma eficaz de desacreditar a quienes no concuerdan con sus ideas, pero también pone en evidencia los defectos de la posición provacuna, ya que, si los defensores de la vacunación tuvieran algo sustancial que ofrecer, se basarían en hechos y datos en lugar de ataques ad hóminem. Da la casualidad de que los hechos no respaldan su postura.
Además, la 'indecisión por las vacunas' no es un defecto de carácter o una condición mental, es el signo de alguien que ha asumido la responsabilidad de su propia salud y bienestar. Hágase esta pregunta: ¿Por qué una persona normal y racional estaría ansiosa por que le inyectaran un cóctel experimental en su torrente sanguíneo que podría desencadenar todo tipo de problemas de salud largo plazo o incluso la muerte? No le parece que esta es la decisión que tomaría cualquier persona normal."
Algo aún más inquietante es un reporte de los Institutos Nacionales de Salud, que solo se enfoca en debatir las objeciones a la vacuna en lugar de presentar hechos que respalden la vacunación. Y peor aún, parece tener la intención de convertir a cualquiera que rechace la vacuna en un rechazado social.
Este es un paso radical que se remonta al proceso de cuatro pasos de los nazis para deshumanizar a los judíos: prejuicio, chivos expiatorios, discriminación y persecución, un proceso necesario para hacer que la mayoría del pueblo alemán se sumara o al menos aceptara el plan para cometer el genocidio.
"Esto es algo muy aterrador" dice Whitney. “Los agentes del estado ahora consideran a los críticos de la vacuna contra el COVID como su peor enemigo. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Y cómo llegamos al punto en que el gobierno ataca a las personas que no concuerdan con sus ideas? Esto va mucho más allá de Orwell. Hemos entrado a un universo alternativo que es muy aterrador".
Parte de la respuesta está en defender nuestros derechos
Y aunque se trata de una situación muy complicada, para salir debemos defender nuestra libertad de expresión y eso incluye defender nuestros derechos de todos aquellos que quieren pisotearlos. Todos debemos exigir a nuestros representantes políticos que adopten una posición firme contra cualquier tipo de censura.
Sin duda, la libertad de expresión prevalecería si los monopolios tecnológicos no tuvieran el poder de eliminar a cualquiera que prefieren no escuchar. La buena noticia aquí es que se está trabajando en una web descentralizada.
Actualmente estoy trabajando con algunas de las mentes más brillantes en el espacio tecnológico, quienes están comprometidas con defender las libertades personales. En esta Web 2.0, los monopolios tecnológicos ya no tendrán el poder de decidir a quién censurar, ni podrán mantenernos vigilados todo el tiempo.
Mientras tanto, considere deshacerse de todas las redes sociales que limitan nuestras libertades civiles y unirse a las que promueven la libertad de expresión, por ejemplo, las alternativas de libertad de expresión a Facebook y Twitter incluyen Gab, MeWe, Minds y Parler. Las alternativas sin censura a YouTube incluyen Bitchute, Rumble, Brighteon, Banned.video y Thinkspot.
Para recibir las fuentes de noticias alternativas que ya no tienen presencia en las redes sociales debido a la censura, suscríbase al boletín de noticias o coloque la dirección del sitio web en sus favoritos.
Y en cuanto a la creciente presión para vacunarse, creo que la respuesta es mantenerse firme y defender sus creencias, resistir la coerción y exponer las injusticias. La unión hace la fuerza y esto ha dejado de ser un problema nacional para convertirse en uno global.
Todos, en todo el mundo, se enfrentarán a este dilema en algún momento, pero si nos unimos para defender nuestra libertad, podemos ganarles. Y esto es algo que, a largo plazo, ayudará a proteger y beneficiar a todos, en todas partes.